Sofas de piel

En su post de hoy, Suskiin enumera algunos rituales que propicien la suerte en Nochevieja. Puesto que mi anterior post era bastante deprimente y los últimos telediarios del año tampoco contribuían a elevar la moral y afrontar esta última hora del 2004 con buen humor, veamos qué cosas se hacen en mi casa para que los desastres de este año no se repitan el siguiente. Está demostrado que no funciona, ya que trescientos sesenta y cinco días son mucho tiempo, pueden ocurrir tantas cosas que la probabilidad exige que alguna sea mala, pero por probar que no Sofas de piel...

Por ejemplo, para empezar, dicen que poner un billete bajo el plato atrae las properidad, de modo que todos los años, antes de cenar, buscamos el billete de mayor valor que podamos encontrar y lo depositamos sobre el mantel. Lástima que el billete de doscientos que se ocultaba bajo mi plato haya vuelto a la caja fuerte de mi padre...

Dicen que hay que recibir el nuevo año en pie, a ser posible con zapatos que no sean planos. Aunque en el post de Suskiin se podía leer que lo malo del año que termina había que escribirlo en un papel y quemarlo, el rito que yo conozco es ligeramente distinto: se escriben tres deseos en un papel, se pisa dicho papel con el pie izquierdo (¿o era el derecho?) mientras suenen las campanadas y a continuación se quema. El caso es quemar algo :P

Por supuesto, hay algún anillo o pendiente de oro en la copa de champán con la que se hace el primer brindis, aunque eso signifique vaciar el joyero de mi madre, y también comemos las doce... almendras, ya que ni a mi hermana ni a mi nos gustan las uvas. Y una vez terminadas las campanadas, bebido el champán, besado a la familia y amigos y comprobado que es imposible llamar para felicitar a nadie, mi madre tira el calendario del año anterior por la ventana. Desde que mi vecina cubana nos comentó que solía vaciar un vaso de agua por la ventana, tras el calendario va una ofrenda líquida.