Aplicaciones ios

Pues sí mis queridos pupilos (jaaaaaa-jaaaaaaaa) Anoche pasó algo muy extraño y ahí estaba yo, al pie de la noticia (¿esta expresión existe? Mira que no saberlo... si es que hoy sólo sé que no sé nada) para ofrecer a mis florecitas de todos los colores y tamaños (vosotros) información veraz, objetiva y elaborada (no como otros y no miro a Aplicaciones ios... eeeeejeeeem... esto... mmmmm... un canal autonómico del cual hasta los propios periodistas que trabajan allí se quejan. Los pobres vienen a la faculdad a desahogarse contándonos sus experiencias)

Qué sucedió que tanta relevancia le estoy dando, qué, qué, qué, qué? (Pero bueno! Cómo puedo estar tan acelerada con el sueño que tengooo? Mí no entender!) Pues veréis dulces gorrioncitos que voláis por los cielos de las ciudades (que alguien me quite este teclado de las manos, jaja) Anoche... anoche unas personas disfrazadas de hadas y elfos bailaban sobre globos que cambiaban de color.
Y no, puedo prometer y prometo que no fue una alucinación provocada por el consumo de sustancias que no consumo. Puedo prometer y prometo que realmente pasó. Ante mi estupefacción y ante la de los demás.

Y es que de estar sentada en una mesa al aire libre, disfrutando de la brisa y mordiendo la pajita de mi Coca Cola (tengo manías muy feas, verdad? Sobretodo si las hago en público, jaja. Y cuando digo morder, no es mordisquear sensualmente, LEER MAS ! Es... jajaja, me callo que no quiero que me perdáis el poco respeto que me tenéis) pasé a estar andando, junto con la multitud, hacia el lugar del cual provenía una hiponótica música... qué yuyu, parecíamos seres que cual marionetas de tela son guiados por un ente superior... dirigiéndonos sin saber dónde y sin saber por qué hacia un lugar desconocido pero que a su vez nos seducía...
¿Que nos caemos en las profundidades de un agujero negro? No pasa nada, nosotros habríamos seguido andando mientras la música sonase... ¿Conocéis el cuento de El flautista de Hamelín? Pues... las ratas éramos nosotros (qué triste símil) y el flautista era... (¡Es verdad! ¿Quién era el que producía esos sonidos? Aún no lo sé...) Por cierto, aprovecho para decir que esto sería, según el grupo M... in absentia disyunto, es decir, tropo proyectado. Vale, ya está, es que me examino el jueves y tengo que ir practicando.